Con la llegada de un nuevo año es muy frecuente que se busquen otros desafíos o cambios, incluyendo en el aspecto laboral, pero ¿cuándo es momento de cambiar de trabajo y qué se debe considerar? En este artículo abordaremos los aspectos que no se pueden pasar por alto.
Por Gisella Canales, Experta en Educación Financiera
Cambiar de trabajo es una decisión que no se puede tomar a la ligera, sino que debe ser el resultado de un análisis cuidadoso, que incluya: los aspectos de desarrollo personal, lo económico, la logística y hasta los efectos en el ámbito familiar.
Antes de tomar la decisión, debemos cuestionarnos el por qué tenemos en mente el cambio: ¿es por factores exclusivamente salariales o hay una inconformidad en general?
Algunas señales que los expertos en comportamiento organizacional sugieren para saber si desde el punto de vista anímico y profesional es momento de cambiar de trabajo, son:
- Tu atención se centra siempre en el reloj, deseando la hora de salida.
- Has perdido interés por los objetivos de la organización y ya no sientes el mismo vínculo que antes.
- Nunca disfrutas tu trabajo.
- Sentimiento permanente de ser invisible en la organización.
- Tus habilidades y conocimientos quedan “grandes” para tu actual puesto.
Es importante mencionar que nunca, en ningún empleo, sentirás 100% felicidad todos los días, ocasionalmente habrá momentos de estrés y desánimo, pero cuando esas emociones son las que predominan, debemos prestar atención a si necesitamos un cambio.
Ahora veamos el aspecto salarial y económico en general: si sientes que el pago no va acorde con tu desempeño (ojo, no con lo que tienes capacidad de hacer, sino con lo que efectivamente haces), y esto ya ha sido abordado con la organización, sin éxito, entonces sí puede ser momento para explorar otras opciones.
A continuación, te detallo qué cosas tomar en cuenta desde el ángulo salarial y financiero.
Beneficios por encima del salario mensual.
Se debe visualizar más allá del monto mensual que ofrece el nuevo empleador. Con frecuencia veo casos de jóvenes que dejan sus empleos para trabajar remoto a empresas o personas de otros países por US$100 o US$200 más, visto desde el monto mensual, sin tomar en cuenta:
- El pago del decimotercer mes o aguinaldo que ya no recibirán.
- Los permisos contemplados por la Ley (pagados, sin afectar vacaciones) por enfermedad suya o de sus dependientes.
- Incentivos o bonos, según la política de cada organización.
- Que trabajando remoto deben costear con sus recursos el equipo para sus labores, la energía eléctrica, su seguridad social y atención médica, en caso de enfermedad.
Suponiendo que tomando en cuenta todos estos factores, la nueva oferta es más atractiva que tu empleo actual, considera los siguientes puntos.
*
El incremento del gasto que supondrá el cambio
Al momento de pensar cuándo es momento de cambiar de trabajo, se debe tomar en cuenta la distancia del nuevo centro de trabajo y medio de transporte que deberás usar. ¿Cuánto gastas actualmente y cuánto vas a gastar en el nuevo lugar? Asimismo, algo que no siempre se ve como dinero, pero lo es: el tiempo.
¿Cuánto te tomará llegar al trabajo y cuánto tiempo para regresar a tu casa? Si es más tiempo que en la actualidad, esto podría empujarte a comprar algo de comer en la calle mientras vas en camino, o dejar de cocinar al llegar a casa, por el cansancio, y comprar comida en su lugar. Todo suma.
He conocido casos en los que al cambiar de trabajo las personas se dan cuenta que por la zona de su nuevo empleo no hay transporte público y empiezan a gastar en transporte privado diariamente. Ese gasto absorberá cualquier mejora salarial.
Efectos en el ámbito familiar
Este es el aspecto más complejo de cuantificar, pues cada dinámica del hogar cambia.
Supongamos que tienes hijos y en tu actual empleo terminas temprano y el tiempo de traslado a tu casa es corto: te da tiempo para revisar tareas de tus pequeños y pasar tiempo con ellos.
Pero si el nuevo empleo es lejos o el tiempo de transporte aumenta sustancialmente, llegarás tarde a casa y ya no podrás continuar dando el mismo tiempo a tus hijos.
Al poner en una balanza los beneficios económicos versus los perjuicios familiares que traerá el cambio, deberás hacer un análisis sincero sobre las prioridades.
Otro ejemplo: en tu actual empleo no se trabajan los sábados, pero en el nuevo sí, y esto te quitará tiempo familiar, o tiempo para ti.
¿Y si usabas los sábados para aprender un nuevo idioma, estudiar un curso o impulsar algún negocio? Se convertiría en una pérdida.
El mejor momento para cambiar de trabajo es aquel en el que se sienta que ya es tiempo, porque no estás a gusto en tu empleo actual, pero especialmente, cuando luego de una revisión detallada de los cambios que vendrán de la mano, compruebas que sí te beneficiará.